Hay ciertos patrones que resultan casi calcados según lo que se nos quiera contar. Ya sea en una película, un libro o una serie, las historias en las que el protagonista se convierte en el principal sospechoso de un asesinato, suelen ser muy populares. El relato se construye alrededor de las dudas que nos genera al espectador o al lector, la culpabilidad o no del protagonista. La historia debe ser convincente y debe construir una estructura sólida que nos mantenga en vilo en todo momento. No es fácil conseguirlo y unos lo logran y otros no.
En este sentido, Sospechoso, la miniserie británica que ya está disponible al completo en Movistar Plus+, podría situarse en el segundo grupo. Porque aunque el comienzo de este thriller protagonizado por Aidan Turner nos promete emociones fuertes, una vez empieza a desenredar la madeja, esta de demuestra que no era tan retorcida ni tan complicada como nos prometían.
Sospechoso es una adaptación de la novela de Michael Robotham, que sigue al eminente psicólogo Joe O’Loughlin (Aidan Turner) quien vive un buen momento en lo profesional, aunque no tanto en lo personal. Acaba de ser diagnosticado de Párkinson y su vida ha dado un giro inesperado. Sin embargo, veremos cómo todo se complicará aún más cuando tras la extraña muerte de una joven, su mundo en apariencia perfecto, se vendrá abajo. Con guion de Peter Barry, Sospechoso plantea de inicio una interesante premisa, con un protagonista del que iremos descubriendo detalles que pretenden sembrar la semilla de la duda en el espectador. Algo que consigue sobre todo en sus dos primeros episodios que logran llamar nuestra atención, y mantenernos vilo.
Sin embargo, a pesar de este inicio prometedor, la serie no es capaz de mantener este nivel de tensión e incertidumbre, y conforme avanzamos en la historia, los parches son más que evidentes. Por ejemplo, en este tipo de series, la policía tiene que resultar incompetente, pero ¿tanto como ocurre aquí?. En Sospechoso hay una constante justificación de la inutilidad policial que a ratos resulta exagerada y exasperante. Con una base literaria, ya que la serie adapta una novela, se podría pensar que la narrativa de cada episodio tendría una coherencia de la que finalmente adolece.
El personaje protagonista al que da vida Aidan Turner, salvo en el primer y segundo episodio, no consigue transmitirnos esas dudas de presunto culpable que se supone que debería transmitirnos como espectadores. La sensación de que todo va a trompicones se va a haciendo palpable conforme avanza las serie, algo que que se confirma a partir del último tercio del tercer episodio. Todo encaja como por arte de magia, y lo que resulta más exasperante, es que esperas que la serie te ofrezca algo más que un drama psicológico de una pareja en crisis, y un par de inspectores de policía que van dando palos de ciego.

A veces que te vendan una serie con ciertos adjetivos grandilocuentes, puede llevarnos a generar ciertas expectativas que luego tal vez no se cumplan. También es cierto que en esta época de redes sociales y de constante bombardeo de información es difícil abstraerse de opiniones, que para bien o para mal pueden influirnos. Puede que Sospechoso sea víctima de una época en la que hay muchas propuestas de mayor calidad, que tienen una narrativa sobresaliente y que en conjunto son mejores.
En resumen
Sospechoso gustará a los fans del género policiaco que busquen una serie de consumo fácil y sin complicaciones. Aunque es gracioso que se mencione que detrás de esta ficción estén los productores de Line of Duty y Vigil: conspiración nuclear, dos series (sobre todo la primera) de las que está muy lejos Sospechoso. Aún así, esta miniserie británica no es una mala elección para un maratón de fin de semana.