“Hypnotic” es como aquel típico plato de lentejas que ansías una tarde lluviosa de invierno y por el que acudes a un restaurante a catarlas. Sabes que no son las de tu abuela, pero asentarán el estómago y te insuflarán suficiente hierro para todo el fin de semana. Los ingredientes de estas lentejas no podrían ser mejores; Robert Rodríguez (dirige, escribe, monta y se encarga de la fotografía) y Ben Affleck listos para combatir a una banda de hipnotistas, en busca de su hija perdida. La pena es que estas lentejas, ni huelen, ni saben bien y lo que es peor, se te hacen bola al estómago.
Ben Affleck a partir de filmes como este, o las ya conocidas como El Contable o Triple Frontera demuestra que algún día estará preparado para coger el testigo de Liam Neeson en su papel de policía atormentado y de buen fondo que busca venganza; aunque en este caso está desaprovechado como nunca. Hypnotic podría haber sido mucho mejor si hubiese contado con un guion que sostuviese todos esos giros y esas secuencias inexplicables; ya que las alusiones al cine de Christopher Nolan (Origen, Memento…referencias claras cristalinas) son muy evidentes, pero sin un buen guion no se consiguen obras solventes. Una de las razones por las que Nolan está donde está y Rodríguez empalma películas correctas con conceptos interesantes a lo largo ya de más de treinta años.
Robert Rodríguez es sinónimo de diversión para todo espectador, pero Hypnotic basa su problemática en que es una película aburrida y predecible. Porque como todo en esta vida, a pesar de contar con muchos giros, no quiere decir que sean de mejor calidad. Los giros expuestos en el segundo y tercer acto, tienen olor a decisiones apresuradas sobre guion o montaje – en las manos de Robert Rodríguez-. Esta película tiene un concepto muy interesante en torno a los poderes mentales y de hipnosis, con un primer acto que deja pinceladas seductoras para engancharte, pero cuando juega a ser Nolan carece ya del interés necesario para atarte a la butaca. Por un momento parece que han hipnotizado a Robert Rodríguez y Max Borenstein (guionistas) y les han obligado a redactar los giros que más convendrían al filme, que se deja llevar por el carácter taquillero de la obra.
Es una auténtica lástima que con un concepto tan potente se dejen llevar a los caminos ya recorridos en películas similares. El poder de la hipnosis y las sobre facultades mentales son cautivadores no solo para la concepción, sino también por un bajo coste de producción. En cintas como Hypnotic , es mucho más asequible en producción transformar a los personajes en hipnotizados que en zombis mugrientos u hombres lobo. Gastar menos dinero en producción no quiere decir que una obra sea mejor ni peor, ya que la hipnotización de los personajes para que se vuelvan enemigos de los protagonistas ha sido -casi siempre- algo cómico o poco creíble en cine. Genios como David Cronenberg dio una vuelta a la tortilla con Scanners, debido a que los combates mentales a nivel visual suelen ser jocosos, por lo que Cronenberg decidió que estas batallas podrían terminar con cráneos explotando marca de la casa.
Hypnotic a pesar de durar escasos noventa minutos puede hacerse larga por la parte final, ya que como espectador te sientes como si te llevasen por un camino ya estipulado y del que no formas parte. Affleck tendrá muchos fallos como actor, pero si algo sentimos cuando le vemos en pantalla es autenticidad ya sea para verle de tío pasado de cervezas, con conflictos internos inexpugnables o como persona de acción. En este caso es complicado creerse su conflicto ya sea interno (recuperar a su familia y su trabajo como inspector) o externo (rescatar a su hija desaparecida) debido a que ni el propio actor se le nota que esté disfrutando, ni siquiera a Rodríguez dirigiendo, ya que es un filme que se aleja de su género fetiche. Affleck en esta película podría ser su modalidad desde que se ha vuelto a casar con Jennifer Lopez, teniendo que ir a comprar de resaca o fumándose pitis a escondidas con una barba de dos semanas. La vida como todo en muchos aspectos se decide por los pequeños detalles, y llega un momento hasta que te chirrían las pistolas falsas que emplean. Como corriente cinematográfica llega el empacho de esas películas cuya protagonista/arma/salvadora es una niña con poderes extraordinarios o con algún tipo de particularidad. Esta corriente comenzó con Eleven en Stranger Things para encontrarnos compartiendo cartelera con otra obra magna de similar concepto: The Creator, en la que una niña robot es la mayor arma que pueda acabar con la raza humana. En este caso, esta ultima rezuma mucha mas credibilidad y como película futurista funciona. Hypnotic te hechiza con tanto giro innecesario.
No he hablado del resto de personajes o reparto artístico porque todos están desaprovechados, como si en montaje hubiesen recortado tramas o conflictos concretos. Tener a un Jeff Fahey (Lost), un JD Pardo (Mayans) o una Alice Braga (Soy Leyenda) y que sean caricaturas o que salgan en dos secuencias contadas, tiene delito. Más aún dinamitar a un actorazo poco reconocido como William Fichtner (Alex Mahone en Prison Break), que se nota que quería gustarse con su papel como villano, pero le castran en montaje.
En resumen
Hypnotic podría haber resucitado la versión thrillersca de Robert Rodríguez o haber catapultado a Ben Affleck como abanderado del cine de acción, pero rezuma un desfile de giros sin ningún tipo de sentido como si fuese una prenda de Agatha Ruíz de la Prada. Hypnotic llega a nuestras pantallas el viernes 27 de octubre gracias a Diamond Films. Id a verla antes de que os hipnoticen como a Ben Affleck.